domingo, 30 de diciembre de 2012

Solfeo

Descubrió que sus costillas
eran teclas de piano,
que al contacto de sus manos
 entonaban melodías.

Costa a costa,
su costado,
con los dedos recorría:
 Re, La, Mi, Fa,
Sol, Si, La, Do,
cada nota una caricia.

Con suspiros afinados
va tañendo la armonía.
Dos compases abrazados
en la cuarta sinfonía;
cinco yemas, por sus lados,
un pentagrama sin líneas.


Re, La, Mi, Fa,
Sol, Si, La, Do,
cada nota una caricia.

Alejandra Prado