¿Por qué terca y homicida
se obstina así, cuando humana,
como augusta soberana,
dona parte de su vida?
No suele ofrecer, sentida,
todo su centro en redor?
Pues si cede con amor
lo que guardan sus entrañas,
¿Por qué se opone a las cañas
y redes del pescador?
¡Ah, cruel onda; ufana miras
cómo de tu ancha espesura
extrae él -cuando procura
alzar del fondo las tiras-
mil espaciosas mentiras
con que lo engañas a veces!
Y no te llega con creces
esa burla despiadada,
que también, alborotada,
niegas al pobre los peces?
¡Vil infame! ¡que poetas
te canten mil alabanzas!
Pero, ¿conocen las danzas
de tus agudas saetas?
¿Es por acaso de ascetas
tu vida para pensar?
No, no es posible gozar
viendo la muerte a tus fosos:
¡Callad, poetas ansiosos,
que nunca visteis la mar!
Carlos Prado Nogueira