viernes, 31 de agosto de 2012

Mi abuelo y el mar





¿Por qué terca y homicida

se obstina así, cuando humana,

como augusta soberana,

dona parte de su vida?

No suele ofrecer, sentida,

todo su centro en redor?

Pues si cede con amor

lo que guardan sus entrañas,

¿Por qué se opone a las cañas

y redes del pescador?

¡Ah, cruel onda; ufana miras

cómo de tu ancha espesura

extrae él -cuando procura

alzar del fondo las tiras-

mil espaciosas mentiras

con que lo engañas a veces!

Y no te llega con creces

esa burla despiadada,

que también, alborotada,

niegas al pobre los peces?

¡Vil infame! ¡que poetas

te canten mil alabanzas!

Pero, ¿conocen las danzas

de tus agudas saetas?

¿Es por acaso de ascetas

tu vida para pensar?

No, no es posible gozar

viendo la muerte a tus fosos:

¡Callad, poetas ansiosos,

que nunca visteis la mar!







Carlos Prado Nogueira